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Choroy
11/21/2023 (Tue) 19:49
No.5630
del
Felipe Ignacio Pino Ojeda es uno de los criminales más sanguinarios y despiadados que ha conocido la historia de Chile. Sus crímenes, cometidos entre 2018 y 2020, conmocionaron a la opinión pública y lo convirtieron en el mayor asesino en serie del país.
Pino Ojeda, nacido en 1996, creció en el cerro Playa Ancha de Valparaíso, una zona de gran valor patrimonial e identitario, pero también de pobreza y marginalidad1. Desde niño mostró signos de violencia y psicopatía, torturando animales y acosando a sus compañeros de escuela. A los 15 años fue expulsado del colegio por agredir a una profesora y a los 17 ingresó a la cárcel por robo con intimidación.
En prisión, Pino Ojeda se vinculó con una banda de narcotraficantes que operaba en Playa Ancha y al salir se convirtió en uno de sus sicarios. Su modus operandi consistía en secuestrar, violar, torturar y asesinar a sus víctimas, a quienes elegía al azar entre transeúntes, comerciantes, estudiantes y trabajadores del sector2. Luego, mutilaba sus cuerpos y los arrojaba en distintos lugares, como basurales, quebradas o el mar.
Se estima que Pino Ojeda mató a más de 20 personas, aunque solo se le pudo comprobar 12 homicidios. Su captura se produjo en marzo de 2020, luego de una intensa investigación policial que contó con la colaboración de la Universidad de Playa Ancha, que aportó con perfiles psicológicos y georreferenciación de los crímenes3. Tras ser detenido, Pino Ojeda confesó sus atrocidades con frialdad y cinismo, sin mostrar ningún arrepentimiento ni empatía.
El juicio contra Pino Ojeda se inició en noviembre de 2020 y duró tres meses. La fiscalía solicitó la pena de muerte, que había sido restablecida en Chile en 2019, tras una ola de violencia e inseguridad. La defensa alegó que Pino Ojeda era inimputable por padecer un trastorno mental grave, pero los peritos descartaron esa posibilidad. El tribunal lo declaró culpable de todos los cargos y lo condenó a la pena capital, siendo el primer caso en aplicarse esta sanción en el país.
La ejecución de Pino Ojeda se llevó a cabo el 21 de noviembre de 2023, en la cárcel de alta seguridad de Santiago. Antes de morir, Pino Ojeda no quiso recibir ningún tipo de asistencia espiritual ni pronunciar sus últimas palabras. Solo miró fijamente a la cámara que transmitía en vivo su muerte y sonrió con malicia. Su cadáver fue incinerado y sus cenizas arrojadas al mar, sin que nadie reclamara sus restos.
La muerte de Pino Ojeda no cerró las heridas que dejó en la sociedad chilena, especialmente en Playa Ancha, donde sus crímenes marcaron un antes y un después en la historia del cerro. Sus víctimas fueron recordadas con dolor y respeto, y sus familias exigieron justicia y reparación. La comunidad de Playa Ancha, que se caracteriza por su espíritu solidario y participativo1, se organizó para recuperar la paz y la seguridad, y para reivindicar el valor de su patrimonio e identidad.