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>Madame Bobary
No hay nada que enternezca más el corazón de la madame que tener nietos en calidad y cantidad, así que está más que satisfecha con la respuestas de Jacket, lo único que le preocupa es que el rubio quiera tener esos lindos niños con ella.

"No estás pensando con la mente, bebé" Dice al notar como la hinchazon se frota contra su vientre. Su hijo está intoxicado por una lujuria prohibida, mezcla de un anhelo por la amor natural y las carnes bien formadas de una mujer madura. La madame supone que subestimó la adultez de su retoño y debió esperar a que se acostumbrara a su presencia antes de mimarlo tanto. Ahora teniendo eso en cuenta ve lógico que Jacket esté excitando al tener tan cerca un cuerpo voluptuoso como el suyo, que hasta cierto punto le es nuevo y desconocido por los años que llevan sin verse. Un cuerpo perfectamente listo para recibir sus semilla y dar a luz a nuevos hijos. "Tan joven, tan emocional... Es mi culpa que estés en este estado jadeante y animal" Bobary sonríe, coloca una de sus manos sobre la mejilla del rubio, y la otra se desliza por el cuerpo de este hasta atrapar su miembro. La gran mano de la mujer rodea el grosor con facilidad, este palpita bajo su tacto con el ansia reproductor. "Necesite que estés en tu cabales porque no te quiero enamorar y mucho menos corromper. Me gustaría, pero... Sería inadecuado hacerle eso a mi hijo. Así que dejame ayudar a calmar a este chico grande"

Empieza a bombear son suavidad. Le pide a Jacket que no aparte los ojos, porque quiere ver directo las expresiones de su hijo hasta el instante del climax porque le parecen muy lindas y apetecibles, tanto así que los ojos de la mujer alta brillan con un fulgor dorado por el gusto que la recorre al tener el fruto de su vientre retorciéndose de placer indebido sobre ella. Pero como la madame no es de dejarse llevar por el desenfreno, se limita a que todo sea un juego especial entre ellos dos. "Lo haces muy excelente, cariño... Ya falta poco. Rindete, di que me quieres, y deja que tu mami te haga sentir bien"

Bajo el toque de la Von Karma, Jacket se corre.

...

La madame no permitió que todo fuera más allá de eso. Se limitó a terminar de bañar a su hijo antes de salir juntos de la tina, ya en la habitación lo seca con una toalla y deja que se vista solo.

"Vendré en unos minutos para que te presentemos al resto de habitantes de la casa, incluyendo a algunos de tus hermanos... No todos, porque al igual que tú habrá varios que todavía anden por el mundo"

La madame hace un gesto de despedida con el ala de su sombrero y se retira del dormitorio, dejando por unos momentos a Jacket en privacidad.